No ofrezco más, es este mi desierto.

sábado

Ladros



Ahora que los ladros perran

José Manuel Marroquín.

En mi pueblo

con su torre de cantera blanca

y su cúpula naranja

el Quijote y Sancho Pansa,

los ladros ladran

los perros perran

y se muerden con el nombre:

Karenin

Kundera

Alfredo o Menelik.

Entre pameos, meopas y poemas

bebeleche o la rayuela,

en mi pueblono hay fronteras;

desde Julioa Benedetti,

Sabines

Paz

o el buen Sarabia...


Los ladros se estremecen

y los perros van a casa.

O es que

¿No oyes cantar

los ladros?

Dromedario

Mi oficio es este:
llamar a la piedra
“piedra”
y no se rompaque no s a l t e
ni se alarme
¡Que no ladre!
Llorar…
pero llorar de veras
por el miedo
el amor
y la miseria
de soledad
de ausencias
de tristeza.

Sentir frío…
buscar calor,
vagar como un extraño
en mi camino,
limpiar el polvo
y ver mi rostro.

Este es mi oficio
-lo repito-
andar sin dios
y hacer un cielo;
rascar…
pero rascar sin ruido
entre la hierba
hasta encontrar la llave del misterio…
abrazar nombres.

Decir que el tiempo
camina sin saberlo
¡Sentir odio!
Rumiar el fuego
y el dolor
ser dromedario
en este
mi desierto
de sal
donde las dunas
arrojan a las llagas
mis palabras.

NO CONFUNDIR CON CAMELLO

Empezaré diciendo que el autor de esta plaqueta autoriza a usted para que haga con ella lo que quiera. Recomiendo que primero la lea, y luego, sin remordimientos, siga su consejo.

Gustavo Iñiguez ha fabricado este dromedario de palabras con esmero, puntería y, después del trabajo de domesticación, se encuentra listo para montarlo. Son 15 poemas que invitan a un recorrido colectivo, individual y reversible. Conviene evitar a los guías de turistas.

No soy más de lo que digo, ni más de lo que parezco. Ni siquiera sé prender un boiler. Tampoco puedo hacer nada, porque ya me ganó Matías.

Juan Manuel Sarabia

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