Mi oficio es este:
llamar a la piedra
“piedra”
y no se rompaque no s a l t e
ni se alarme
¡Que no ladre!
Llorar…
Llorar…
pero llorar de veras
por el miedo
el amor
y la miseria
de soledad
de ausencias
de tristeza.
Sentir frío…
buscar calor,
vagar como un extraño
en mi camino,
limpiar el polvo
y ver mi rostro.
Este es mi oficio
-lo repito-
andar sin dios
y hacer un cielo;
rascar…
pero rascar sin ruido
entre la hierba
hasta encontrar la llave del misterio…
abrazar nombres.
Decir que el tiempo
camina sin saberlo
¡Sentir odio!
Rumiar el fuego
y el dolor
ser dromedario
en este
mi desierto
de sal
donde las dunas
arrojan a las llagas
mis palabras.
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